El azul maya está en casi todos los murales de Mesoamérica y a los españoles les asombró que esta cultura lo usara en sus murales, esculturas y al interior de sus edificaciones. Para ellos tenía un significado ceremonial y mayormente cubría los altares y las víctimas de sacrificio. Sin embargo, también representó la riqueza del imperio maya por su difícil obtención.
Para los científicos las técnicas que usaban los mayas para obtener el color era un misterio. Así que por ahí de 1960, se descubrió que lo obtenían de una planta llamada añil (familia de índigo). Años después, los estudios demostraron algo que se manejó como hipótesis y que explicaba su durabilidad. Se cree que mezclaban su tinte con la atapulgita (paligorskita), una rara arcilla que se extraía al interior de las minas de la península de Yucatán y que explicaba su durabilidad.
En Realidad, el azul maya además de tener cualidades estéticas, también es resistente a los ácidos, minerales, al calor moderado y a la biocorrosión, por eso, aún puede verse en los antiguos murales y piezas arqueológicas, además de darle estabilidad y durabilidad a las piezas arqueológicas.
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