Se acerca San Valentín y todo parece ser miel sobre hojuelas: hay quienes organizan cómo y cuándo darle vuelo a la hilacha con su amorcito, pero también hay quienes planean celebrar anticipadamente con su amor prohibido. Y es que de acuerdo a la plataforma de citas Ashley Madison, Mérida es la novena ciudad en el país con más infieles.
Factores sociales, familiares, emocionales y sexuales, son algunos de los que interceden para que una relación monógama se defraude, pero ¿es el ser humano fiel por naturaleza?
Biológicamente hablando, el 5% de las especies en el mundo animal son monógamas, de las cuales el 3% son mamíferos, pero los humanos no estamos incluídos.
Derribar la idea romántica de que solo estamos destinados a enamorarnos de una sola persona es complicado, sobretodo porque vivimos en una sociedad patriarcal cuyas enseñanzas judeo cristianas se han perpetuado generación tras generación, especialmente en lugares como Mérida donde los pensamientos conservadores y tradicionalistas están tan arraigados que muchas personas, sin importar el género, prefieren hacerse de la vista gorda cuando se presenta la infidelidad en la pareja, en lugar de enfrentarse a procesos de rompimiento o divorcio para evitar la separación de bienes y familias o eludir el escrutinio público. Y si bien, una infidelidad puede superarse, se requiere mucha voluntad para hacer borrón y cuenta nueva.
En realidad, son las nuevas generaciones quienes están más abiertas a experimentar con su sexualidad y formas de vincularse, siendo el poliamor y las relaciones abiertas dos alternativas transgresoras: el primero porque reconoce a los individuos como seres capaces de relacionarse sexoafectivamente con más de una persona; y el segundo, procura la libertad sexual. En ambos casos con el conocimiento de todas las partes involucradas para no incurrir en infidelidades o malos entendidos.
Aunque cada quien es libre de construir la relación que mejor le parezca, siempre hay que procurar que sea sana para las y los implicados. Todo es cuestión de comunicación y respeto a los acuerdos que, de hecho, pueden cambiar en cualquier momento porque al final todos podemos decidir ser libres o ser libres y construir la vida que queremos con nuestros iguales, haciendo que la fidelidad y el compromiso sean sostenibles en el tiempo.
Opinión de Mayra Vences
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