Kanasín es conocido por llevar a cuestas una historia de violencia. Muchas personas evitan vivir ahí por la inseguridad de muchas zonas, sin embargo, hay unas más peligrosas que otras. Quienes conocen el lugar saben que Santa Isabel, San Pedro Noh Pac, El Cerrito o Colibrí son barrios conflictivos, porque hay narcomenudeo, peleas y pandillas.
Según el Semáforo Delictivo del Estado de Yucatán, en el año 2021, del total de delitos que se cometieron ese año en Kanasín, 7 fueron por narcomenudeo y 10 por lesiones. En el 2022 la cifra aumentó y de todo los incidentes hubo 22 delitos por lesiones, 9 por violación y 9 por narcomenudeo, entre otros.
Aunque las anteriores son sólo cifras, los jóvenes que viven en estos lugares están siendo directamente afectados, porque hay pocas alternativas para ellos. Si bien la familia tiene responsabilidad en la educación de los menores, el estado también tiene la suya.
La violencia en Kanasín se ha llegado a normalizar tanto entre los jóvenes que muchos se vuelven delincuentes porque reproducen un patrón de conducta. Otros que pudieron estudiar y trabajar están acostumbrados a sentir miedo por asaltos, robos o lesiones y se cuidan mucho en esas zonas.
Pese a que el panorama violento ya está generalizado, el gobierno no ha hecho mucho por evitar que se abra un horizonte más positivo.
El Ayuntamiento de Kanasín lleva años prometiendo que va a reforzar la seguridad en la zona, pero los habitantes dicen que los policías solo están alrededor del Palacio Municipal. Además, se han construido subcomandancias de policías que no funcionan porque no tienen personal.
Aunque es urgente invertir en la seguridad, también es necesario implementar programas de prevención y de políticas públicas que ofrezcan otras oportunidades a los jóvenes de Kanasín. Pareciera que las que existen solo resuelven el problema parcialmente y que el gobierno de Yucatán reconoce que el municipio es un “caso perdido”. Eso, lo único que hace, es convertir a los jóvenes en víctimas de sus propios contextos y los obliga a deambular en un “callejón sin salida”.
En Realidad, el proyecto de vida de algunos jóvenes en Kanasín está atravesado por muchas carencias. Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) del total de la población de Kanasín, el 37.7% vive en situación de pobreza moderada y 6.73% en pobreza extrema. Esto demuestra que el municipio está pidiendo a gritos una estrategia para no seguir condenado a vivir en la violencia.
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