Previo a épocas electorales no es extraño escuchar a políticos cambiarse de partidos. Por el solo hecho de hacerlo se abren dos horizontes de opiniones de lo que en la práctica se le conoce como chapulineo.
Las razones que puede tener una persona para cambiar de partido pueden ser muchas y algunas veces tiende a indicarse que se trata de una traición de ideales y de ir por un bien personal dejando a un lado el futuro de la sociedad. Recientemente, Gaspar Quintal, líder estatal del PRI en Yucatán opinó sobre la decisión que tomó el senador del ahora PVEM, Jorge Carlos Ramírez Marín, mencionando que “no sólo traicionó al PRI, sino a quienes votaron por él”.
En México el ámbito político ha cambiado mucho y en tal sentido algunos partidos tienden a tener más protagonismos que otros, de manera que el cambio militancia podría también responder a intereses políticos ligados incluso con los partidos receptores.
Además, en este proceso, los medios de comunicación y las planas de los diarios, los noticieros y redes sociales tienen a jugar un rol fundamental por el tipo de cobertura que hacen cuando un político o incluso un posible futuro candidato decide cambiar de bando, tildando este tipo de actos de manera despectiva. Esto hace que algunos de estos actores políticos se hagan más conocidos en otros espacios.
Reciente es el caso del diputado federal Rommel Pacheco, quien se sumó al partido guinda y asistió a un evento en Valladolid: durante su presentación muchos medios se enfocaron e hicieron relevante que una parte de los asistentes declararon su inconformidad y lo abuchearon.
Pero la otra cara del asunto, explicada por quienes deciden cambiarse de partido, visibiliza diferencias con las estrategias y formas de trabajo de líderes estatales o nacionales. Algunos sostienen que no se sienten identificados con el rumbo que toma su partido y por tanto, deciden abandonarlo para buscar a su juicio otro proyecto, tal y como lo explicó Verónica Camino en el podcast En Perspectiva.
Más allá de las diferencias ideológicas y políticas, el hecho de militar en más de un partido podría entenderse como catalizador de una visión más general del proyecto que se construye en cada una de las fuerzas políticas mexicanas, para tomar decisiones futuras.
En realidad, el llamado “chapulineo político” no es reciente dentro de la política mexicana, pero tiende a ser más ruidoso cuando se acercan las épocas electorales.
Más allá de las opiniones negativas o positivas, la mayoría de las personas que quieren llegar al poder y poner en práctica un proyecto político necesitan de un partido para hacerlo, tal y como lo mencionó Angélica Araujo en el podcast En Perspectiva. A su juicio, la política ha cambiado y hoy las personas tienden a ver más fortalecida la imagen del político. Sin embargo, haciendo sentencia a la práctica, habría que considerar las dos perspectivas para entender el papel que juegan dichos actores sociales en los procesos políticos que ocurren en momentos cruciales de elecciones. Cada caso tendrá motivaciones y afectaciones diferentes.
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