El 2 de noviembre de 1821 Yucatán se declara independiente. Uno de los que inició con la revuelta fue el capitán Santiago Iman, comandante del ejército federalista de Yucatán, quien primero tomó la Ciudad de Valladolid. Se independizó porque quería que el gobierno nacional le permitiera tener el control de su territorio (federalismo) y no que estuviera subordinado al mandato de México (centralismo). Pero, ¿por qué se quería separar?
La carta que escribió Santiago Iman decía que buscaba así combatir la pobreza. Sin embargo, debemos recordar que para esos años estaba consolidada la industria del henequén y todo el sufrimiento que vivieron los indígenas.
En esa época Yucatán contaba con el territorio de Campeche y Quintana Roo dentro de su límite geográfico. Por lo que Santa Ana fue apropiándose de partes de Campeche y Quintana Roo para combatir el separatismo. También, se comenzaron a ejecutar acciones legislativas y políticas para tener el poder del gobierno yucateco, logrando la reinserción de la península.
En 1945 Yucatán vuelve a intentar independizarse, pero fracasa debido a que se empieza a gestar una guerra interna. En 1947 se levantan los indígenas y comienza una lucha interna denominada “Guerra de Castas”. Tras el levantamiento, el gobierno yucateco pide apoyo al ejército mexicano, el cual envió recursos y armas para combatir el levantamiento, pero Yucatán es anexado nuevamente a México, terminando con la etapa separatista de la península.
En Realidad…
La historia de la independencia de la península está impregnada con el clasismo y elitismo de las familias más acomodadas de Yucatán. Por lo que no es raro que esa tradición perdure en algunos sectores de la sociedad yucateca actual.
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