El gobierno yucateco tiene toda la intención de promover, cuidar y preferir al turismo que llega al estado, incluso por encima de su misma gente. Una mujer extranjera fue vista en la playa de Chicxulub caminando con un arma en la espalda sin la menor preocupación. Iba acompañada de un hombre y dos perros. Porque en el mágico Yucatán hay 99% de probabilidades de que a ella no le pase nada.
En un comunicado, la policía mencionó que retuvo el arma que resultó ser un rifle de diábolos (copitas) calibre 4.5 que según su testimonio, lo usaba para “matar aves”. Lo indignante del asunto es que la “invitaron amablemente” a ir al Departamento Jurídico para que aclare el caso, porque claro, los policías yucatecos son amables con una turista armada, pero violentos y abusivos contra su mismo pueblo.
Según el Diario Oficial de la Federación, se necesita de un permiso especial de la Secretaría de Defensa Nacional para portar armas. En el caso de los extranjeros deben tener residencia permanente en México y demostrar que no han estado en prisión, no consumen drogas, que pasaron el Servicio Militar Nacional, entre otros requerimientos especiales. Sin embargo, los turistas solo pueden tramitar una licencia temporal con fines deportivos.
En Realidad, se desconoce el origen del arma de la mujer extranjera, pero la manera en la que actuó la policía deja claro que en Yucatán la ley no aplica igual para todos. Mientras en otros escenarios se reprimen marchas pacíficas y niegan el derecho al agua potable de comunidades enteras, trata amablemente a quienes realmente violan la ley por el hecho de ser extranjero.
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