En Yucatán tenemos una festividad muy particular que es el Hanal Pixán. En esta celebración, los mayas creían que al celebrar a los muertos estos vendrían por tres soles y tres lunas a visitarnos. El ritual consiste en poner una mesa como altar, con velas de cera, debajo de los árboles del patio, cerca de las tumbas de los familiares.
La comida que se coloca en el altar es:
Atole nuevo.
Pibes o mucbipollos.
Frutas (jícamas, mandarinas, naranjas).
Xec (mezcla de naranja, mandarina, jícama y chile molido).
Dulce de papaya, de coco y de pepita.
Tamales de x’pelón (friol negro de Yucatán).
Vaporcitos (tamales).
Balché (bebida embriagante hecha de la corteza del árbol Balché).
Pan dulce.
Jícaras con tan-chucuá (atole de a base de maíz, cacao, pimienta y anís).
El Hanal Pixán nos demuestra la importancia de la muerte en nuestras tierras y más importante, para nuestros antecesores; pero esta idealización ha llevado a malas interpretaciones de algunos problemas que suceden en en nuestro estado y que le son conferidas a nuestra cultura.
Por mucho tiempo se dijo que el problema de suicidio en Yucatán era una idea heredada de nuestros ancestros. Sin embargo, en los últimos años se ha hecho una lucha por romper este mal estigma que se tiene de la cultura maya y reconocer que el suicidio es un problema más profundo el cual tiene que ver con la invisibilidad de la depresión en el estado.
Este desconocimiento sobre el suicidio lo ha vuelto un tema tabú, no solo para los habitantes del estado o de los familiares de los fallecidos, sino también para las autoridades, que aunque se hayan implementado programas contra el suicidio, poco se ha hecho para desmitificar la idea del suicidio como herencia cultural.
En Realidad…
El suicidio es un tema multifactorial en el que intervienen factores sociales, mentales y neurológicos, por eso, hasta que el gobierno no reconozca y haga visible el real problema del estado seguiremos repitiendo una idea que se nos fue implantada con tal de hacer frente a los padecimientos de Yucatán.
Comments