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En Yucatán el agua se sigue contaminando y no pasa nada



La lucha del pueblo de Sitilpech fue la punta de iceberg que visibilizó aún más la contaminación que generan las granjas porcícolas. En el estado hay más de 300 de ellas y el poco tratamiento que le dan a los desechos demuestra la irrelevancia que tiene la salud de los pobladores, para las autoridades.


Pero Sitilpech no ha sido el único pueblo maya que ha padecido las afectaciones de la granjas porcícolas de Kekén o afiliadas a ellas. En Santa María Chi, por ejemplo, los pobladores pasaron meses exigiendo una solución a la contaminación que generaba la granja San Gerardo, y a pesar de su cierre fue parcial, la empresa cerró la puerta de acceso al pueblo, para abrir otra y así seguir engordando a más de 40 mil cochinos, pero esta vez, sin que el pueblo pueda verlo.


Lo preocupante de estas situaciones es que la solución de las autoridades está cada vez más lejos y muchas veces no favorece a los pobladores. En una entrevista al podcast En Perspectiva, la diputada federal Federica Quijano habló del tema y mencionó que le preocupa mucho la situación del agua en el estado y la manera en la que está afectando a la población, especialmente a los niños, quienes ya han debutado con enfermedades estomacales muy recurrentes que son el resultado de la contaminación que se vive en los municipios.


Mencionó que Yucatán no es un estado para tener 2 mil, 5 mil granjas porcícolas, y si bien no está mal que haya desarrollo, el problema es cómo se lleva a cabo. Según dijo, Yucatán tiene una de las reservas de agua más importantes del país y es necesario cuidarla. Por eso, una de sus iniciativas está enfocada al cuidado de los cenotes porque es un manto freático muy importante que en el futuro puede abastecer de agua a todo México y por tanto, es importante preservarlo y velar por que los habitantes de pueblos cercanos puedan consumir el agua limpia y sin contaminación.


En realidad, según un estudio hecho por la Universidad Autónoma de Yucatán, los niveles de contaminación del agua en el estado sobrepasan en gran medida a los permitidos por la SEMARNAT. En dicho recurso se hallaron altas concentraciones de fósforo y nitrógeno de amoniaco, aunque la afectación también se presenta en el aire, con la presencia de metano. Lo preocupante del asunto es que según la investigación, estos residuos son capaces de propagar enfermedades respiratorias, así como aumentar la probabilidad de contraer cáncer.






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