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¿Sueño americano? No, no, lo de hoy es el sueño yucateco



La polémica Ley SB4 que otorga a las fuerzas del orden de Texas la autorización para detener a personas sospechosas de entrar ilegalmente a Estados Unidos, así como la controversial publicación de Yordi Rosado en la que promueve un proyecto inmobiliario en Valladolid, provocaron debates en los que sobresalió la xenofobia y el racismo contra quienes deciden migrar.


De acuerdo a la ONU, en 2020 hubo 281 millones de migrantes, es decir 3.6% de la población mundial. Pero ¿qué hace que las personas abandonen sus lugares de origen?


Aunque hay quienes deciden hacerlo porque no se sienten integrados y buscan iniciar de cero, la mayoría de las personas en situación de movilidad lo hace por condiciones económicas, sociales y educativas, y en los peores casos, la violencia, la persecución política, guerras o el cambio climático, los orilla a emprender peligrosos viajes para encontrar una mejor calidad de vida.


Según el Inegi, en el año de la pandemia salieron de Yucatán 7 mil 228 personas para vivir en otro país y 48 de cada 100 se fueron a Estados Unidos, mismas que enviaron más de 434 millones de dólares en remesas en 2023, contribuyendo así a la economía local.


Y son la voluntad gubernamental y las políticas públicas impulsadas desde Yucatán las que han logrado reunir a cientos de familias, en su mayoría mayahablantes, por medio del programa Cabecitas Blancas, o también atender a las y los paisanos en la Casa del Yucateco en San Francisco para que realicen trámites u obtengan asesoría legal.


Pero también es Yucatán, el soñado oasis para miles de familias mexicanas e incluso extranjeras, que si bien, algunas migran desde el privilegio, hay quienes lo hacen por las condiciones de inseguridad en sus lugares de nacimiento.


Su llegada a nuestra entidad como a cualquier ciudad, Estado o país, representa la construcción de una nueva realidad social que implica cambios socioeconómicos, incremento en las demandas de servicios públicos y la transmutación de la cultura local, factores que generan resistencia y rechazo en quienes nacieron y crecieron aquí.


Y es que no es necesario atravesar grandes territorios o fronteras para ser migrantes, pero quienes lo hacen, se vuelven vulnerables a sufrir atropellos a sus derechos humanos. Así que ¿por qué continuar reforzando posturas nacionalistas que construyen muros entre personas? Debemos enfocarnos en dignificar la travesía de las personas en situación de movilidad, pero también debemos mejorar las políticas internacionales y locales, fortalecer los fondos de apoyo para países en vías de desarrollo, disolver conflictos armados y accionar ante el cambio climático.Y tener muy claro que la migración nos atraviesa a todos y que, En realidad, ningún humano es ilegal.


Opinión de Mayra Vences.

Este es el transcrito del video que encuentras en nuestras redes sociales.

#Opiniones es un espacio de En Realidad.



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